Por L.C. Daniel Fajardo
La semana pasada hablábamos de la poca memoria que tienen los políticos para esto de las alianzas, donde por una parte el discurso apunta hacia un lado y la práctica para otro.
Pero creo el problema de memoria es un mal que ataca diferentes ámbitos del medio político y uno de ellos, quizás el más grave se da en la sucesión del poder o también llamado cambio de administración.
Alguna vez mi maestra de Inglés de la Universidad me comentó que en México deberíamos ser doctores en Inglés, para los años que lo estudiamos (desde el kinder hasta la prepa por lo menos) son poco más de 10 años lo que dedicamos al estudio de la lengua y ¿cuál es el resultado?, la mayoría no pasa del I am, ¿razón? ¡Falta de continuidad! Si hubiera un verdadero plan cada año sería un avance y dominio del tema pero sucede todo lo contrario, cada año es empezar de 0 y lo mismo ocurre en la política con los cambios de administración cuando el inicio de un nuevo periodo significa empezar desde 0.
Desde funcionarios irresponsables que vacían los fondos para que la siguiente administración inicie con “sus propios recursos”, hasta los despidos injustificados de mucha gente que sin importar el partido dedican sus esfuerzos a realizar bien su trabajo.
Recién miraba en la televisión el caso del cambio de administración en el Ayuntamiento de Puebla y los panistas sacando las cosas de los pristas para ocupar las instalaciones enviando a estos, a cuartos como Infonavit y que trabajen 3 o 4 en una misma área (situación que por supuesto propició el PRI al llevar las riendas del Ayuntamiento teniendo a los panistas en las mismas condiciones), pues de ¿qué se trata esto?, ¿un ajuste de cuentas?
Comentaba también con un amigo la manera como en otros países se maneja la política, cuando hay un cambio de administración, independientemente de quien gane, las personas se mantienen en sus puestos y el encargado de prensa, por ejemplo, maneja medios de comunicación para el partido en turno. ¡Porque ese es su trabajo!
Los beneficios es que las personas pueden hacer carrera en su profesión y no andan saltando de barco en barco para mantener sus puestos, les permite querer a su país y amar a su profesión y no sólo estar pensando con quien me junto para poder seguirle.
En el caso de los programas hay más continuidad porque la siguiente administración da seguimiento a los proyectos ya que todos son planeados a largo plazo, en México es al revés los proyectos se planean a 3 años (en caso de Ayuntamientos) y cuando termina el periodo simplemente dicen: ¡Disculpe Usted no nos dio tiempo hay la próxima administración se hace responsable! y ¿qué ocurre? Pues simplemente el siguiente gobierno utiliza este proyecto como bandera política para criticar el pésimo trabajo de su antecesor y hasta le saca desvío de fondos. Lo triste es que llevamos décadas así medio cerrando ciclos y haciendo como en la clase de Inglés, empezando de 0 cada 3 o 6 años.
Muchos programas desaparecen afectando por ejemplo a los espacios culturales y grupos marginados que solamente son tomados en cuenta como bandera política pero que en la práctica jamás han visto un apoyo constante que permita un desarrollo.
Avance, progreso, bienestar, son algunos de los slogans más utilizados pero solamente se harán realidad cuando la meta sea clara y lleve como sinónimo la idea de desarrollo el cual, será producto simplemente da la continuidad, de la planeación a mediano y largo plazo utilizando como medio al mejor equipo, sin importar de que partido sean porque la selección NO TIENE COMO NOMBRE PAN, PRI, o PRD, se LLAMA MÉXICO, y sólo cuando aprendamos a valorar este realmente podremos dar pasitos seguros hacia un país más competitivo y en vías de desarrollo.