Inician los primeros mensajes de las campañas electorales ya con las cartas sobre la mesa, aun con la expectativa de confirmar algunos independientes, los “Pre-Candidatos” aprovechando el hueco en la ley en donde se señala los tiempos en los que debe iniciar la difusión en medios, lanzan sus primeros mensajes sin ninguna sorpresa; simplemente el discurso de siempre.
Por ende… la misma historia de siempre (otra vez)
¡Éste es un país lleno de grandeza!, ¡adiós a la corrupción!, ¡mejoras en la economía! ¿Cuántas veces hemos escuchado este discurso? Y la siguiente pregunta ¿quién ha logrado cumplir alguna de estas promesas? Tenemos incluso testimonios que son comprometidos ante notario público, ¿a qué gobernante se le ha citado al concluir su periodo para rendir cuenta por lo no realizado?
La jugada es clara, se inicia la campaña prometiendo un cambio y durante la gestión se argumentan situaciones de contexto que impiden cumplir dichas promesas (si nos va bien y nos dan razón por el fracaso de estos compromisos)
El discurso político es un texto muy cómodo, simplemente se actualiza en la forma pero a sabiendas que los mexicanos nos conformamos con el qué y pocos señalamos se nos explique el cómo, este enfoque resulta cómodo al menos para vendernos una aspiración de que “chance” el que sigue es el bueno.
El discurso político es cada vez menos creíble en estos argumentos ¡pero funciona!, ¿la razón? Los ciudadanos no tienen interés en conocer ninguna de las propuestas, no creemos en los políticos y preferimos invertir nuestro tiempo en resolver los problemas de nuestra vida cotidiana, y sí, ir a votar por inercia, muchas veces votando por el de siempre o bien decidiendo en el momento de estar en la urna.
La evidencia, vea los primeros spots en tv, radio y ahora Internet, nada diferente. ¿Estarán los políticos deseosos de algún cambio?, decía Einstein, para buscar resultados distintos hay que hacer las cosas diferentes, ¿los políticos querrán que éstas sean distintas?, ¿existirá alguna motivación para entonces intentarlo de una forma desigual?
El discurso Ganador
Supongamos que sí, alguien quiere hacer las cosas distintas y asegurarse la victoria en los próximos comicios. ¡Hagamos las cosas diferentes! Simplemente demos razón del cómo se realizará los que se promete. Invitemos a los ciudadanos a foros en donde se puedan exponer distintos puntos de vista y se puedan diseñar proyectos en los cuales se demuestre la factibilidad de una propuesta y los tiempos para dar los resultados.
Un candidato que trabaje así desde ese enfoque tiene la alfombra puesta para ganar las elecciones, este discurso sería capaz incluso de atraer a quienes por desencanto se han olvidado de votar pero nuevamente concluimos con la misma pregunta ¿los políticos además del discurso estarán interesados realmente en que el país funcione de una manera diferente?