La comunicación es un todo que si es revisado en partes, es un poder desperdiciado
Por L.C. Daniel Fajardo
La comunicación se conforma de diversos momentos y elementos los cuales no son valorados ni estudiados en el plan académico en México,
Si revisamos la mayoría de las materias que conforman la licenciatura en comunicación, e incluso los planes de las mismas, tanto comunicadores como comunicólogos son capacitados para saber hablar, tener cosas que decir, estructurar mensajes y difundirlos a través de diversos canales, y entendemos como teoría que existe un feedback, que hay algo que se llama retroalimentación cuya reflexión académica queda solamente en que por default un mensaje regresará como respuesta al emisor y ahí como arte de MAGIA, se da la comunicación pero acerca de esto podrían existir varios cuestionamientos, como por ejemplo si ¿el nivel de respuesta es el indicado o esperado?, si ¿la respuesta da pie para mantener el sistema de comunicación? Y más polémico aun si el intercambio de mensajes ¿es en realidad un proceso de comunicación o información?
Reflexiones que llegan quizás en el momento menos adecuado como podría ser el fracaso de una campaña publicitaria, un proyecto televisivo rechazado por que “no va a pegar” e incluso en el plano personal un divorcio como reflejo de nuestra incapacidad por comunicar.
La comunicación es un juego que se arma de diversas piezas, y el profesional debe entender que todas las piezas en su conjunto generar resultados determinados.
Como expertos podemos ubicar que un mensaje en un canal dirigido a un receptor con un perfil determinado en un contexto cultural definido puede tener una resultante muy diferente a la que podría tener si cambio por ejemplo el canal y el contexto. Eso es ejercer de manera profesional a la comunicación, entender que no sólo es un proceso de estructuración de mensajes, sino además un entendimiento de las piezas que conforman el proceso y la manera como éstas intervienen para el éxito del proceso,
La gran problemática en nuestro país es que la comunicación se estudia en muy pocas de sus partes a diferencia de otros países donde por lo menos se dedica una materia para cada una de las piezas que conforman el proceso, ¿qué características debe tener un buen emisor?, ¿qué nos hace ser emisores reconocidos?, ¿qué fenómenos de percepción involucran a un receptor?, ¿dónde se ubica el ruido?, ¿el emisor puede ser una fuente de ruido? Muchas preguntas y pocas las respuestas desde el punto de vista formativo.
No podemos de entrada cambiar los planes académicos de las universidades porque lamentablemente en México la comunicación (o por lo menos su estudio) no tiene una idea clara hacia dónde apuntar y está sometida a intereses comerciales que la han subordinado a convertirla en una apuesta rentable una vez que ésta, se ha diversificado y se han creado escuelas que atienden muchas de sus partes (llámese carreras de producción televisiva, multimedia, periodismo, etc.)
Pero lo que si podemos cambiar es nuestra actitud y la manera como queremos abordarla, no tenemos que llegar a una mala experiencia para tratar de iniciar su estudio sino por el contrario, dedicarnos a su entendimiento como una herramienta fundamental para el trabajo ya que en la medida que podamos controlar mejor los elementos que conforman el proceso, podremos hablar de mensajes mucho más efectivos y de profesionales más eficaces.
O acaso pueden existir comunicólogos que se jacten de serlo sin ¡tener pleno control de los mensajes que elaboran!, ¡dejar a la suerte el resultado de los mismos!, no es un ejercicio responsable el que lanza un mensaje y queda en espera del resultado del mismo, no va por ahí el camino de un profesional de la comunicación.
Ejercer está también en saber apreciar: ¿cómo se produce una buena película?, ¿por qué una noticia dura tanto en los medios y cómo es que se alimenta a diario?, ¿cómo es que una revista televisa “tan tonta” lleva 5 años al aire y con un alto número de audiencia?, ¿por qué la gente reacciona de determinada manera ante anuncios de algún tipo?
Nos falta ser mucho más reflexivos, mucho más críticos sobre los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor, el entendimiento de la comunicación debe ser algo permanente y una forma de ejercer es a través de la observación y la documentación.
Cuando estructuremos un mensaje entendamos que proceso va más allá de una simple fórmula E-M-R, son muchos elementos los que intervienen y como profesionales de la misma debemos entenderlos como tales, estudiarlos por separado y utilizarlos de la mejor manera para la producción de mensajes.
Es una actitud permanente al estudio, a la constante preparación, a la observación y al ejercicio profesional.