El fallecimiento de la Gobernadora de Puebla Martha Erika Alonso y su esposo el senador y exgobernador Rafael Moreno Valle, matrimonio que lideró la política de la entidad por casi una década, ha dividido a la opinión pública a nivel nacional convirtiendo a este suceso, en una de las primeras crisis que el gobierno de AMLO ha tenido que enfrentar.
Validando la corrupción ¡acudiendo al paradigma!
Una de las primeras declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador fue valiente y sigue con la línea de su discurso, ofreció llevar las investigaciones hasta sus últimas consecuencias y además apoyarse de peritos extranjeros para demostrar la imparcialidad de la investigación. Creo es un buen detalle este aspecto pero ¿cuántas opiniones extranjeras hemos tomado en cuenta pese a permitirles su intervención?, entre las más recientes recuerdo la colaboración en el caso de Ayotzinapa, en donde los expertos terminaron contradiciendo las versiones oficiales del gobierno ¿para qué? simplemente para que los funcionarios nacionales se aferraran al dictamen propuesto por las instituciones.
Ahora en el caso de AMLO (que es borrón y cuenta nueva supuestamente) se habla de una limpieza de la corrupción en todas las instituciones del país, ¿por qué no habría de llegar ésta al área responsable de estos peritajes?, invitar a extranjeros para dar una versión aparentemente imparcial del suceso es suponer que el veredicto nacional tiene la mínima posibilidad de ser alterado, ¿por qué no trabajar en casa y apostarle a que las instituciones que nos gobiernan sean de la total confianza para los ciudadanos y los resultados que nos presenten se muestren con veracidad y evidencias?
El discurso de AMLO habla sobre nacionalismo y generar resultados a partir de los nacionales, ¿por qué las investigaciones deben ser puestas en manos de extranjeros para ganar esa confianza? y cabe señalar que la acción es compleja porque ante la negativa de Estados Unidos para participar debido al cierre parcial del gobierno, se acude a Canadá, que sin dudar de sus capacidades, pareciera que el simple hecho de ser extranjero le valida el poder crear un dictamen efectivo.
Discurso que divide ¡aumenta la crisis!
El gobierno de AMLO será sin duda uno de los más señalados en el país, tanto por afines como por detractores, el presidente y su equipo de comunicación deberán estar atentos a la manera en la que manejan las declaraciones del mandatario y que éstas generarán como pequeñas bolas de nieve, daños colaterales que pueden fortalecer o debilitar de manera muy pronta a la figura presidencial. El discurso del ejecutivo debe evolucionar como lo marca su jerarquía, ya no es tiempo de señalar al enemigo y dividir al pueblo buscando la simpatía de una mayoría, la obligación del presidente es promover la unidad de los mexicanos no la división. Asumir sin responsabilidad este concepto y continuar, al menos en el discurso, como si se estuviera en campaña tendrá daños colaterales muy severos porque ni el mismo AMLO está preparado para controlar a una muchedumbre (grupo de personas que manifiestan sus opiniones fundamentadas en la pasión y no en la razón) montada en el caballo de la opinión pública.
El proyecto de la cuarta transformación, bandera de este gobierno, requiere para su realización, les guste o no, de la unidad del pueblo mexicano y no tan solo de un simple discurso, cuando la comunicación gubernamental genera o no propone solucionar una crisis del gobierno, los efectos secundarios, aun no del todo determinables, pueden cobrar una factura muy grave al proyecto de AMLO.