Por L.C. Daniel Fajardo
La clase política a últimas fechas declara a todos los medios “No apoyamos las alianzas”, incluso para las polémicas candidaturas para el gobierno del Estado de México entre PAN y PRD se armó un tremendo zafarrancho entre que sí se hacía la alianza y entre que “no me gustas y no vas con mi ideología”.
En verdad releo este primer párrafo y hasta risa me da el pensar como se hacen tontos ellos solos, si todos sabemos que TODOS estos debates son cosa de negocios, porque cuando se arma la alianza es porque obvio todos los intereses y repartos de utilidades están más que firmados y cuando no, pues “siempre no vas con mi ideología”.
Y con la advertencia de que cualquier político podría leer este material y debatir al autor con respecto al ejercicio de la política en México, haber dígame señor político no se supone que cada partido tiene una ideología que es el distintivo de su partido, respóndanme ¿por qué en Oaxaca se unieron?, ¿por qué en la última elección presidencial hubo una “coalición”?, ¿no se supone que son muy diferentes entre sí?, bueno si su respuesta es porque en esos casos hay un proyecto común para México, ¿por qué hay tanta pobreza en nuestro país y los diputados se autorizan 5 días de puente y aumento de sueldo?, ¿es eso tener una comunión con México?
Ahora, ¿no nos saldría más barato a todos los mexicanos ya de plano eliminar a todos los partiditos chiquitos y quedarnos con las verdaderas “potencias” políticas del país?, los partidos pequeñitos se juegan su permanencia día a día como parásitos sumándose a los partidos grandes en “coaliciones” simplemente para mantener su registro, ¡me gustaría revisar las propuestas que estos partidos realizan dentro de los congresos y ver cuántas de estas iniciativas se aprueban y ameritan, por resultados, su permanencia dentro del registro! y lo más interesante, ¡revisar su presupuesto!, ¿cuánto nos cuestan a los mexicanos estas alianzas?
Es verdad que la regla del juego en México es ver quien bloquea a quien, y lo hemos visto cuando en la cámara de diputados, con una sonrisa en el rostro y de manera lamentable declaran al cuestionárseles sobre alguna iniciativa, “no pues no va a pasar, no lo vamos a permitir”, ¿qué es un juego de revanchas?, la razón de las “coaliciones” es porque deberían ser mecanismos de impulso para el país, verdaderos ejercicios de madurez política donde se busque enteramente el bien común y parecen todo lo contrario, demostrando que por ese lado tampoco tienen mucha utilidad salvo para intereses particulares de los partidos.
El tema Juanito (el último gran payaso de moda del circo político de nuestro país) es otra muestra de estas inútiles coaliciones ahora de manera individual, el PRI recibe entre sus filas al polémico Juanito, ¿y el compromiso con la ideología de cada partido? Estoy de acuerdo que los políticos, como cualquier ser humano puede cambiarse si gusta de ideología, (a final de cuentas es de sabios cambiar de opinión) pero no de la manera como se hace, en pleno proceso electoral cuando el partido está por perder, al igual que ratas de barco que abandonan el mismo antes de hundirse, saltan de uno a otro con tal de mantenerse en la jugada, ¿es así como entendemos este ejercicio?, ¿quién me puede justificar la existencia de Juanito en el ámbito de la política Nacional?, ¿por qué el PRI recibe a este payaso que va en contra de sus “principios”?
Señores políticos, que poca…memoria tienen cuando declaran irresponsablemente que en México no creen en las alianzas, los argumentos expuestos en este artículo son algunos (en realidad pocos) de los que a diario se hacen en todos los partidos en todo el país.
¡No hagamos declaraciones fuera de lugar!, quizás ustedes no tengan memoria, pero la mayoría de los mexicanos afortunadamente poco a poco empiezan a perder esta amnesia que por muchos años los hacían cómplices de este tipo de declaraciones irresponsables.
Las alianzas son un juego de intereses entre particulares, siempre han existido y ahora más que nunca existirán porque la nueva manera de hacer política en nuestro país y ganar una elección tiene una fórmula muy eficaz, la táctica del montón, porque a falta de propuestas, lo único que queda es echarle a las sumas…