Linchamientos y justicia por propia mano, ¡un foco ahora en preventivo!

Sería hipócrita de mi parte decir que al ver algunos de los vídeos en los que ciudadanos hartos de la delincuencia y tras sorprender a un malhechor deciden realizar justicia por su propia mano, no sienta el placer de la revancha.

Es como tener la sensación de que los malos sí pueden recibir su merecido, un triste contraste con la imagen que nos proyectan las autoridades cuyo nivel de confianza es tan bajo, que el hecho de que un delincuente sea entregado a la autoridad (como es en la mayoría de los casos) o capturado por ellos, no es garantía de un castigo ejemplar que evite vuelva a cometer tales actos como nos lo presentan las acciones ciudadanas de desnudarlos y golpearlos.
Después analizo con calma la situación, las autoridades anuncian que intervendrán no solamente para proteger a estos delincuentes como parte de una garantía que todo ciudadano tiene (hasta que no se demuestre su culpabilidad), y en segundo nivel sancionando a ciudadanos que sean sorprendidos realizando este tipo de actos. ¡una total ironía! pero ¿es lo correcto?, si la autoridad tiene esa facultad de respuesta ¿por qué no lo hace cuando la sociedad solicita su apoyo?
«-¿Quién mató al Comendador? -Fuenteovejuna, Señor
– ¿Quién es Fuenteovejuna? -Todo el pueblo, a una.»
Hace muchos años leí una novela del autor español Lope de Vega llamada Fuenteovejuna, en la que la autoridad no puede hacer nada contra un pueblo que decidió hacer justicia por su propia mano, inspirada en hechos reales, la obra nos muestra la misma problemática a la que se enfrentan las autoridades, ¿qué pasará cuando en un ejercicio de justicia por propia mano termine con la vida de un delincuente?, ¿quién será el culpable de tal acto?
Quiero amigo lector ser muy cuidadoso con mi postura, es la autoridad quien deberá trabajar con eficacia para recuperar la confianza de los ciudadanos, no quiero que mi texto se confunda con una defensa hacia estos delincuentes sino más bien como una advertencia a los riesgos que pueden suceder cuando un grupo de personas, sintiendo el respaldo social por sus actos, adoptan como muchedumbre (término utilizado en la psicología social) la postura de jueces y parte, y un día se llegaran a pasar “de la mano” y ocurriera una desgracia con algún delincuente.
¿Qué impacto social podría tener éste o estos actos en caso de que comenzaran a suceder? y ¿el día que nos equivoquemos y sea una persona que tuvo la malafortuna de estar en el lugar equivocado?
¿quién puede hacer entrar en razón a una muchedumbre con sed de venganza y empoderada por la aceptación total en redes sociales?
Violencia genera más violencia
Hablar sobre las iniciativas ciudadanas de golpear delincuentes y exhibir este suceso en redes sociales, por supuesto que no inhibirá estos actos sino que los delincuentes saldrán mejor armados.
Tenemos un referente, los famosos justicieros personas que, principalmente en CDMX, lograron con éxito acabar con la vida de algunos delincuentes y con la complicidad de los ciudadanos rescatados desaparecer, al poco tiempo, muchas notas sobre delincuentes armados asaltando el transporte público empezaron a surgir, y algunos de estos héroes justicieros resultaron heridos e incluso muertos en sus intentos de detener estos atracos.
La violencia genera más violencia, nuestra sociedad lamentablemente ha tomado este camino y en definitiva las iniciativas ciudadanas deben tomar muchas precauciones ¿estamos realmente listos para las consecuencias de estas acciones?, en todos los aspectos moral, social y hasta legal.
¿De qué manera tendríamos que actuar para solucionarlos?, es triste no encontrar una respuesta que no sea algo incierto, las autoridades son lentas e ineficaces, tardaría mucho el que estos grupos puedan llegar a ser un elemento que brinde seguridad y confianza a la sociedad, mientras tanto la respuesta está en la misma sociedad, ¿que formas pacíficas podemos tener para conseguir esto? es una pregunta que puede parecer una utopía pero que merece la misma oportunidad para aparecer en nuestros pensamientos como la tuvo la posibilidad de tomar justicia por propia mano y castigar a los delincuentes.
«Los de Fuente Ovejuna, una noche del mes de abril de mil y quatrocientos y setenta y seis, se apellidaron para dar la muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios que pretendían averles hecho. Y entrando en su misma casa le mataron a pedradas, y aunque sobre el caso fueron embiados juezes pesquisidores que atormentaron a muchos dellos, assí hombres como mugeres, no les pudieron sacar otra palabra más désta: «Fuente Ovejuna lo hizo»»
Por Daniel Fajardo